lunes, 4 de abril de 2011

La isla de los niños perdidos

¿Tuviste una infancia feliz? Existe el mito de que cuando somos niños vivimos el periodo más feliz de nuestras vidas. No tenemos preocupaciones ni responsabilidades, todo son facilidades.  Sin embargo, a poco que nos detengamos a pensar, todos recordaremos momentos que en aquel tiempo nos parecieron terribles: un mal día en el colegio, una pelea con el "matón" del parque, un suspenso, una riña de tus padres... Vistas desde nuestra perspectiva actual, nos parecen inquietudes anodinas, una preocupación de niños. Pero en aquel momento para nosotros eran "un mundo", nuestro mundo.
Peter Pan no quería crecer. Peter pensaba que en el mundo de los niños todo era más fácil y por eso se desterró a Nunca Jamás. Y nunca, nunca jamás quiso ser adulto. En su negativa le acompañaron los "Niños perdidos", pero pronto, se dieron cuenta de que ,sin la protección de una madre, la infancia tampoco era tan fácil. Por eso, decidieron llamar a Wendy. Y es que esa es una gran verdad. La angustia de la escuela, la riña de un profesor o la preocupación por el suspenso, desaparecían milagrosamente con el abrazo de una madre. Y es precisamente por eso, que solo recordamos lo bueno de nuestra infancia. Nuestra mente elimina el dolor, y se queda solo con lo bueno.
Y ya hemos llegado a este punto del camino. Ahora somos adultos, o al menos intentamos serlo... A tu alrededor la gente se casa, tiene hijos, paga hipotecas e incluso tienen planes de pensiones. ¿Qué eliges? ¿Vives en el mundo real o alquilas un apartamento en Nunca Jamás? Quién me conozca un poco, sabe que esto de los años no es un tema que lleve especialmente bien. Era algo que no me había preocupado nunca. Sin embargo, últimamente se ha convertido en una empecinada negativa, medio en serio medio en broma. Una fobia, que me lleva incluso a perder la cuenta, de manera más o menos consciente, de los años que voy cumpliendo. Sé que es absurda, pero quizás es que, cuando imaginaba que llegaría a este punto del camino, todo sería de otra forma.
Quizás todos mis sueños me esperan en otro lugar, en la isla de los momentos perdidos. Allí se fueron los amigos con los que un día descubriste que no tenías nada en común. También fue el lugar donde se exiliaron aquellos que, sin motivo aparente, se fueron distanciando de ti. Alli acabaron las ilusiones de un amor que nacía en tu corazón y que nunca fue correspondido. Afortunadamente también se fue a aquella isla el tormentoso trance de una relación masoquista. Es el retiro dorado de aquella persona que te dijo "te llamaré mañana" y nunca lo hizo. Imagino que también será el hogar de esas personas que tanto echas de menos y que nunca volverán.
Pero lo mejor será dinamitar el puente que lleva a esa isla. Desataremos las barcas que nos transportarían al archipiélago de los momentos perdidos. Y lo evocaremos, lo idealizaremos, como hacemos con nuestra infancia. Quizás tanto nuestra infancia como la isla de los momentos perdidos sean un lugar más feliz. Quizás no. Pero lo que es evidente es que son inaccesibles, ya no es posible volver alli.