miércoles, 28 de diciembre de 2011

Nadar en la superficie

Este es un blog de arquitectura muy peculiar. Hecho por un apasionado de la arquitectura que no es arquitecto. Escrito por un constructor de palabras que aún no es periodista. Construido por un artista frustrado que en algún momento se hizo historiador del arte. Por eso no podía dejar de acercarme a la arquitectura a través de la pintura y buscar en ello la arquitectura de mi interior...
Casi todo el mundo conoce el Pop Art, ese amable y publicitario estilo artístico de los años 60, con latas de sopa de tomate, cuadros multicolores de actrices de Hollywood y cómics enmarcados. El Pop Art quizás sea el estilo artístico más genuinamente americano. Refleja perfectamente lo que fue la sociedad de aquel momento y quizás también la actual. Pero no solo los estadounidenses lo cultivaron, y muchos europeos se vieron pronto atrapados por él. El británico David Hockney fue uno de ellos. Cuando llega a los Estados Unidos comienza a reflejar lo que significa para él California: la luz, la modernidad, el consumo, la publicidad, el estilo de vida, su Arquitectura.
Quizás su cuadro más conocido de este periodo sea A Bigger Splash. Una composición sencilla, a base de líneas planas. Un trampolín, una piscina, una moderna y sencilla vivienda de una planta, el cielo azul y luminoso y dos palmeras que rompen la horizontalidad. Todos elementos secundarios y accesorios que no logran distraernos del verdadero protagonista de la obra. ¿Una persona? No la vemos. Está zambullida debajo del agua. Pero ha dejado su huella en la superficie, un gran "splash".

Este cuadro ha fascinado a generaciones de artistas. Pedro Almodovar hace un genial homenaje a Hockney en La Mala Educación, cuando Gael García se tira a la piscina por encima de la cabeza de Fele Martínez.

En la Arquitectura de mi interior también hay una gran piscina. Este cuadro la retrata. A mi no me podréis ver pero estuve en él hace solo un segundo, el chapuzón os da la pista. Yo estoy abajo, en las profundidades. Ese siempre ha sido mi lugar. Ese ha sido siempre mi defecto. Incapaz de nadar en la superficie. Siempre exigiendo a los demás que se tiren de cabeza. El cuadro de Hockney encierra en su aparente simpleza una tarea compleja. "Me llevó dos semanas pintar un evento que dura dos segundos", dijo el pintor. Quizás sería mucho más fácil quedarse siempre en la superficie. Sentarse en el trampolín y jugar a chapotear. Disfrutar con las ondas que se dibujan sobre el agua. Bucear es incómodo. Si pasas demasiado tiempo debajo del agua llega un momento que no puedes respirar. Cuando uno se tira demasiadas veces de cabeza en una piscina acaba agotado, cansado de realizar tanto esfuerzo para nada. 
Todo es mejor para la gente que permanece en el borde de la piscina, al calor del sol, sin descubrir que hay en lo profundo, sin descubrirse tampoco a los demás.
Las ventanas de la casa de Hockney reflejan el exterior, unas palmeras, unos edificios, pero no nos da ninguna pista de lo que hay dentro. Tengo que encargar unos cristales como estos. Está claro que es muy útil eso de que nadie pueda adivinar lo que hay en tu Arquitectura de interior. Pero creo que para eso ya es tarde...
No me busquéis por un tiempo porque no me váis a encontrar. Estaré una temporada en el fondo de la piscina. Y aunque parezca por ello que me encuentro en las profundidades, nada más lejos de la realidad. Estaré en la superficie, más que nunca. Aunque la arquitectura de mi interior tendrá esta vez unos amplios ventanales de cristales tintados.

martes, 18 de octubre de 2011

Sobre el fin de ETA

"Han hecho sufrir a mucha gente durante 40 años y ahora lo tienen que pagar". "No soportaría verlos sentados en el Parlamento, no son verdaderos demócratas". "Han pasado muchos años y aún hoy sin incapaces de condenar con contundencia". "Para superar tantos años de dolor debemos mirar hacia el futuro, sin abrir las heridas del pasado". "Hay que perdonar, pero no podemos olvidar". "Deben pedir perdón". "Tienen que ir todos a la cárcel".
Todas estas frases fueron pronunciadas alguna vez, quizás por muchas bocas diferentes, tal vez por ninguna en concreto. Se referían al final de una dictadura, resultado de una guerra atroz entre hermanos. Apuntaban al franquismo. ¿Pensábais que estaba hablando de otra cosa, verdad? Aludían a 40 años en los que hubo dos bandos diferenciados: vencedores y vencidos. Corría el año 1977 y surgió lo que se ha venido a llamar el "espíritu de la transición". Había gente incapaz de olvidar todo lo que había ocurrido en cuatro décadas de un régimen totalitario. Existían personas que se aferraban al poder y no soportaban escenificar su propia derrota, el final de un régimen que les había hecho élite durante todo ese tiempo. Y, finalmente, hubo una serie de personalidades que supieron buscar el equilibrio, un pueblo generoso que supo priorizar: haciendo todo paso a paso, sin que pareciera que el franquismo hacía concesiones ante la Democracia, pero a la vez intentando contentar a los que tenían sed de justicia (incluso, porque no decirlo, de venganza, es un sentimiento tan humano como cualquier otro). No fue algo fácil, pero el resultado fue una ejemplar y pacífica transición.
Han pasado más de 30 años y estamos en la misma tesitura. Las frases que inician esta entrada vuelven a repetirse para hablar del fin de un movimiento terrorista precisamente iniciado en los últimos años de aquella dictadura. Hay voces que exigen que se haga justicia (con toda la legitimidad del mundo), que los terroristas pidan perdón, que reconozcan el profundo dolor que han causado a las víctimas. Parece que son peticiones lógicas, humanas y totalmente coherentes. También lo fueron las de aquellas víctimas del franquismo que querían que los asesinos de sus padres fueran a la cárcel, que los sicarios del régimen de Franco pidieran perdón por el dolor causado. El espíritu de la transición no permitió nada de eso, y se prefirió que para avanzar hacia la Democracia, había que mirar hacia otro lado. Aquella decisión de nuestros padres hoy es puesta en duda por muchos de nosotros. Quizás sea muy fácil opinar desde la perspectiva actual. Para conseguir consolidar aquella débil Democracia había que ir restándole poder al franquismo paulatinamente, sin que pareciera que nada estaba cambiando. Probablemente hubo miedo a que castigando a los hijos del régimen, la Democracia nunca llegara. Había tantas ganas de Democracia que se optó por el perdón.
¿Y ahora? ¿Hay tantas ganas de Paz como para optar por el perdón? Quizás sea un poco pronto para hablar de ello, aún no se ha producido un gesto conduntende por parte de ETA.

Todo esto me produce sentimientos contradictorios. Entiendo a las víctimas y su desconfianza. Todos los españoles tenemos dudas de que esta sea la definitiva. Puedo incluso entender, no sin cierta repulsión, a los aberztales que ven como lo que para ellos era una verdad mantenida durante décadas se desmorona. Es dificil reconocer que uno ha estado equivocándose durante tanto tiempo. Ojalá fuera así. Resulta irónico pretender que alguien reconozca de un día para otro ser un asesino, cuando cuarenta años, depués hay quien todavía tiene reparos en hablar del franquismo como una dictadura, y es incapaz de condenarlo. Aún nadie ha pedido perdón por el dolor causado por el franquismo. ¿Serán capaces los terroristas de pedir perdón?
Quizás la lección que debamos extraer de nuestros ancestros sea la del equilibrio. Nos enfrentamos a una "Segunda Trasición". La del estado de guerra a la paz. Y en esta delicada situación cualquier movimiento en falso puede ser peligroso. No vale una rendición sin condiciones por parte del Estado, tampoco vale ser intransigentes. Firmeza y cautela, ampliud de miras y equilibrio.
En fin, parafraseando al presidente del Gobierno:
"Merecería la pena la generosidad si así lográsemos la paz".
¿He dicho presidente? Perdón, quería decir expresidente, fue José María Aznar quién dijo esto en mayo de 1998.
Su secretario de Estado de Seguridad también dijo por entonces: ""La palabra rendición total es profundamente ajena a lo que puede suponer la posición del Gobierno en torno a ETA", "El proceso y el procedimiento serán largos. No podrá haber nunca ni vencedores ni vencidos".
Como dijo aquel: "No hay nada nuevo bajo el sol".
Los españoles debemos afrontar el reto de construir la arquitectura de interiores más compleja, la infraestructura más ambiciosa de nuestra Historia, un inmenso edificio de la Paz que el genial Picasso imaginó en forma de paloma.

lunes, 10 de octubre de 2011

La germanización de Cataluña

En los últimos días hemos asistitido a diversas declaraciones insultantes hacia los andaluces por parte de los máximos responsables de la coalición nacionalista Convergencia i Unió. No es nada nuevo, ni exclusivo de la clase política de esa comunidad. La presidenta de la Comunidad de Madrid nos comparó con animales de corral, Ana Mato calificó de analfabetos a nuestros niños y hasta un jiennense, Cristóbal Montoro, que encabezará las listas por Sevilla en la próxima cita electoral, nos llamó vagos. El afán de insultarnos tampoco es exclusivo de la derecha, también desde Esquerra Republicana se puso en duda la honradez fiscal de los ciudadanos andaluces.
En definitiva, estamos acostumbrados a recibir insultos y calumnias procedentes de los más diversos orígenes. La novedad viene en esta ocasión dada porque ha sido muy breve el intervalo de tiempo en el que se han concentrado estos insultos y que además la procedencia de todos ellos ha sido la misma: la cúpula de CIU. El partido de gobierno de Cataluña está intentando vender una idea que desgraciadamente muchos ciudadanos, incluidos algunos andaluces, están dispuestos a comprar. Mas y Durán i Lleida parecen desesperados por justificar su política de recortes causada por una endémica mala gestión de la fiscalidad en aquel país. Y a la hora de buscar los culpables de esa mala administración, en vez de buscarlos en casa, han recurrido a atribuirlo a factores externos. ¿Quién tiene la culpa de que los ciudadanos de Cataluña no pueda disfrutar de una sanidad de primera? España, los inmigrantes y, por supuesto, los andaluces y extremeños.
En el imaginario de este país persiste la idea de que ellos son los que más impuestos pagan y los que menos reciben. Muchos sostienen que su esfuerzo fiscal solo sirve para pagar los excesos y el derroche de las vagas comunidades del sur. La publicación de la balanza de pagos hace algunos años demostró que ese tópico era falso y que los andaluces aportamos a las arcas estatales casi el mismo dinero que percibimos, cosa que no ocurre en Galicia ni en Castilla y León, por poner algún ejemplo y que, ni mucho menos, somos la Comunidad autónoma que más percibe del Gobierno Central. Aún así, parece lógico que el Estado invierta más en los lugares donde más se necesita. Es como si los vecinos de los Remedios (barrio alto de Sevilla) quisieran que el Ayuntamiento inviertiera más en su barrio por aportar ellos más a las arcas municipales. La administración debe inviertir donde son necesarias las infraestructuras con independencia del nivel económico de sus vecinos.

La balanza fiscal sitúa a Andalucí a mitad de la tabla frente al tópico nacionalista de que estamos a la cola.

Sin embargo, hay una clase política empeñada de cara a las próximas elecciones en confrontar a los ciudadanos de diferentes comunidades. Mas y Duran i Lleida parecen empecinados en sembrar el odio de los catalanes a todo lo que viene de fuera, alimentando un sentimiento de superioridad del que es incapaz de reconocer los errores propios atribuyéndolos a lo que viene de fuera. Los nacionalistas han seguido el ejemplo de los políticos alemanes, que culpan de todos los males europeos a los países del sur (Grecia, España, Portugal e Italia) con tal de no reconocer las arriesgadas operaciones que sus entidades financieras emprendieron precisamente en estas naciones. Si un catalán quiere desarrollar cierta empatía hacia lo que sentimos los andaluces cada vez que se nos insulta, solo tiene que escuchar los despectivos comentarios de un alemán hacia la manera de trabajar de los propios catalanes y el resto de los españoles. Ese mismo espítitu de solidaridad paneuropea que reclaman las asociaciones de empresarios catalanes, podría servirles de ejemplo para comprender la solidaridad interterritorial del sistema autonómico. Y es solidaridad, es decir, justicia social, y no caridad, ni ningún regalo.
¿Recordáis el asunto de los pepinos? Alemania fue incapaz de reconocer el error propio y no dudó en atribuirlo a los ineptos agricultores españoles. Finalmente se demostró que la procedencia del virus estaba en la infalible tierra germana. Lo mismo hacen los responsables de CIU, no saben asumir sus propias responsabilidades y la de sus antecesores en el Govern. Se enfrentan a una insostenible situación económica de la que la Generalitat (ocupada por diferentes signos en los últimos años) ha sido la principal culpable. Pero en vez de reconocer el error propio con humildad y realismo , desarrollan un discurso xenófobo, trasnochado y calumnioso en el que los andaluces somos los grandes perjudicados. Durán i Lleida es una persona inteligente y que mide muy bien sus palabras. No parece lógico que sus desafortunadas declaraciones fueran el producto de un "calentón", de la misma manera que las palabras del president Mas, en sede parlamentaria, no podían responder a un "comentario informal", como él lo calificó. Estamos ante unos ataques deliberados e intencionados. ¿A quién le habla CIU? ¿Quién está dispuesto a comprar su discurso despreciativo? La respuesta a esa pregunta la tendremos cuando sepamos cuantos diputados de este partido se sentarán en las Cortes a finales de este año.

Mitos y realidades sobre el PER

Recupero un texto sobre el PER que publiqué hace unos meses:

"En los últimos días se ha escuchado mucho sobre el famoso PER (PLAN DE EMPLEO AGRARIO) y sobre Andalucía y Extremadura una tierra de la que muchos piensan (tristemente incluso algunos andaluces) que vive del subsidio y que son económicamente inoperativas. No soporto escuchar a mi alrededor ciertas cosas que provienen de un desconocimiento total de lo que es el PER y la tendencia que se tiene a confundirlo con el subsidio agrario.
- ¿qué es el PER? El PER no es una ayuda económica directa a los desempleados agrarios, si no que, como su nombre indica, es un plan provisto de unos fondos que el gobierno central da directamente a los ayuntamientos con excesiva dependencia de la agricultura y sin industria en un número determinado de kilómetros alrededor. Con esos fondos se emplea a jornaleros (es decir, empleados agarios discontinuos) en labores de infraestructura para estos pueblos. Con lo cual las personas que se benefician del PER tienen que trabajar.

- ¿qué es el subsidio agrario? Lo que la gente llama incorrectamente PER es el subsidio agrario, es decir, una ayuda por desempleo en el sector agrario. Algunos tópicos que se dicen en torno a él son:

1. Solo se aplica en Andalucía y Extremadura. Esto no es cierto, se aplica a todos los jornaleros en situación de desempleo, pero de los 800.000 jornaleros (trabajadores del campo en situación discontinua) 600.000 están en estas dos comunidades. ¿la razón?: histórica. Mientras que en el norte la agricultura se basa en pequeñas parcelas que trabajan sus propietarios, en Andalucía y Extremadura hay grandes latifundios que trabajan empleados fijos o temporales (estos últimos son los jornaleros).

2. ¿qué hay que hacer para cobrar el subisidio? Cotizar a la seguridad social en el régimen especial agrario durante el año anterior a la percepción de la ayuda y en el año vigente. Es decir, hay que pagar 66 euros al mes a la seguridad social durante dos años (unos 1.600 euros en total aporta cada jornalero a la seguridad social) para percibir luego durante un máximo de 6 meses un máximo de 400 euros. Es decir, un máximo de 2400 euros al año. Durante esos dos años no puedes trabajar en ninguna otra cosa o pierdes el derecho al subsidio. Con lo cual es irreal que una persona pueda vivir con 2400 euros al año, lo que fomenta la economía sumergida.

3.¿Es un despilfarro?. Yo no lo considero asi... Los 66 euros al mes que cotiza cada jornalero soportan casi la mitad de lo que le cuesta al Estado el subsidio, que solo supone el 1.8% de todas las ayudas por desempleo que se perciben en España. Por ejemplo, las ayudas por desempleo de los desempleados de la industria automovilística catalana cuestan mucho más dinero al Estado.

4.El Fraude. Lo que da mala imagen a el subsidio es la existencia de fraude en cuanto a las 35 peonadas que hay que cumplir para percibirlo. Hay quien no las realiza y un empresario se las firma. También hay personas que realizan durante el resto del año otros trabajos en economía sumergida y siguen cobrando el subsidio. Las administraciones deberían de perseguirlo más contundentemente.

Mi opinión:

- El PER como ayuda a los municipios de dependencia agrícola que emplea a los desempleados en labores de mejora de las infraestructuras locales es algo muy necesario y debe de continuar hasta que logremos crear industrias alternativas en estas zonas. Con ello evitamos el éxodo rural que se ha producido en otras comunidades como Castilla y León.

- El subsidio agrario tuvo su razón de ser en el momento de su fundación en los 80 porque estaba dirigido a una población rural analfabeta y con escasas oportunidades en otro sector. Un chico de 20 años en la actualidad puede tener otras oportunidades pero cobrar el subisidio le limita a no poder trabajar en otras cosas durante el año. Pero lo que está claro es que cobrar el subsidio no es ninguna suerte ni ningún regalo, todo lo contrario supone una carga que limita las capacidades de desarrollo de la población."

miércoles, 24 de agosto de 2011

Los Mayas y el Estado Social

Los mayas han aportado a la historia de la arquitectura emblemáticas obras y soluciones. Su contribución a diferentes campos de la ciencia y las artes solo ahora se empieza a valorar. En esta entrada hablaremos de como los mayas pronosticaron hace cientos de años el colapso de otra construcción: la del Estado Social.

La cultura maya señalaba 2012 como la fecha en la que los acontecimientos precipitarían el fin del mundo. Esta predicción ha sido aprovechada por cineastas, novelistas y místicos para pronosticar acontecimientos apocalípticos que irían de las catástrofes naturales a la invasión alienígena. Personalmente nunca he sido muy dado a la ciencia ficción, ni a lo sobrenatural. Aunque coger el periódico cada mañana te hace pensar que quizás los mayas no andaban tan desencaminados...
Bromas aparte, lo que se nos hace evidente es que vivimos una época convulsa, un cambio de ciclo, quizás el fin de nuestro mundo, del mundo tal y como lo conocemos. La sociedad en la que vivimos nació a mediados del siglo XX. Después de dos guerras mundiales y del crack del 29, las naciones europeas propiciaron el nacimiento de un modelo político al que llamaron el Estado Social. Era un paso más en la evolución desde el Estado democrático, que cogía lo bueno del comunismo y lo menos malo del capitalismo. No solo se garantizaba la igualdad y el derecho a la participación, como había ocurrido hasta el momento. Ahora se apostaba por la redistribución de la riqueza y por otorgar a las administraciones una capacidad asistencial que eliminaba las desigualdades y garantizaba los derechos ciudadanos, en el marco del libre mercado.
Este modelo nos ha servido, con sus virtudes y sus defectos, durante más de 50 años. Gracias a él, los ciudadanos hemos sobrevivido a las continuas crisis cíclicas de un sistema imperfecto como el capitalismo. El derecho al paro o a la jubilación, la asistencia sanitaria o la educación gratuita, se han convertido en la seña de identidad de un modelo político europeo que evitaba la sangrante desigualdad de otros patrones como el estadounidense.
Llegados a la época actual, a las puertas de la cabalística fecha de 2012, el modelo que hemos seguido durante más de seis décadas parece estar agonizando. Las economías mundiales se desmoronan ante la estupefacción de los analistas. Lejos de superar las crisisis cíclicas que sacuden  al capitalismo desde su nacimiento, la situación ha empeorado. Unos pocos especuladores han acumulado tanto conocimiento de cómo funciona el sistema, que aprovechan sus movimientos para enriquecerse aún a costa de hacer colapsar a naciones enteras. Sin embargo, el diagnóstico de los gurús no centra sus sospechas en el propio capitalismo y su funcionamiento, sino que ponen en duda la sostenibilidad del Estado Social. Ahi está el error. El capitalismo siempre ha fallado y el Estado Social ha sido el elemento regulador de sus errores. Si ahora renunciamos a él estaremos desprotegidos ante la voracidad de los especuladores.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esto? La sociedad está alcanzando un hastío cada vez más radical. La desconexión entre ciudadanía y clase política ha alcanzado límites insospechados. Si la crisis del 29 alimentó movimientos totalitarios como el nazismo, el fascismo y el comunismo, ¿qué puede ocurrir ahora? Eso no lo podemos saber. Bueno, quizás los mayas si lo sabían...

jueves, 9 de junio de 2011

Pueblo Soberano

Tenía un poco abandonado últimamente el blog. Pero hoy siento la necesidad de escribir lo que pasa por mi mente ante una de esas rápidas sucesiones de acontecimientos que contribuyen a la construcción de la arquitectura de mi interior, del edificio que yo soy y que supone mi entorno. Hoy algunos de los representantes del movimiento 15-M se han desplazado a las inmediaciones del Congreso de los Diputados, como siempre, dando un ejemplo de pacifismo y organización. Sin embargo, pienso que tanto esta decisión como la anunciada de boicotear las tomas de posesión de los diferentes alcaldes y alcaldesas de España suponen un error. ¿Restamos legitimidad al voto del ciudadano que ha elegido a su regidor? ¿Es más soberana la papeleta o la sentada? Estas últimas actuaciones me parecen poco propias de la moderación ejemplar a la que nos tenía acostumbrada el movimiento y no sé si responderán a un eventual ascenso de sectores más "activistas".
El Congreso de los Diputados es la materialización de la Soberanía Nacional, la esencia misma de nuestra Democracia. Hay quien puede pensar que los diputados y diputadas que hay en su interior no les representan, pero nuestra Constitución no dice lo mismo. Si no estamos deacuerdo, cambiémoslo. Nuestra Carta Magna nos permite, si no lo estamos, modificar este aspecto o cualquier otro de nuestro sistema, siempre que haya consenso. El Movimiento 15-M puede, y sin duda lo hace, condensar muchas de las inquietudes de la ciudadanía. Ese consenso, sin duda, proviene de que sus propuestas no están más que esbozadas y estoy seguro de que si las concretáramos habría, como es lógico y sano, matices no compartidos por todos. Con esto quiero preguntar ¿es legítimo el movimiento 15-M? Parece que si, a la vista del seguimiento que han tenido las convocatorias del último mes. Pero mi pregunta va más allá: ¿es soberano el movimiento? Es decir, ¿podemos restarle legitimidad a los diputados y diputadas elegidos por millones de ciudadanos con su voto para dárselo a unos cientos o miles de personas acampadas? La decisión es nuestra.
Hay quien puede pensar que el Congreso de los Diputados no representa al pueblo. Pero: ¿representa el movimiento 15 M a todos los españoles y españolas? A mi si, a tí también. ¿pero que hacemos con quién no se siente representado? ¿Lo olvidamos? ¿Lo apartamos? Podemos estar deacuerdo en muchas cosas: los niveles de corrupción son alarmantes, la clase política está desconectada del sentir popular y los ciudadanos estamos cansados.¿Pero realmente queremos que la actividad de nuestro parlamento, la institución que lleva siendo 30 años, de manera más o menos acertada, árbitro de nuestra legislación, esté condicionada por personas acampadas frente a su sede?
Me llamó mucho la atención hace unos años, cuando se aprobó la Ley de Matrimonios, la tribuna de invitados empezó a aplaudir entusiasmada, por el gran logro conseguido. Los ujieres del Congreso tuvieron que proceder a desalojarles porque en el interior de la cámara no puede haber manifestaciones ni a favor ni en contra. Los parlamentarios deben de ejercer su función con independencia y autonomía y si la ciudadanía quiere condicionar su acción tiene a su disposición los métodos necesarios para hacerlo.
Quizás sea muy formalista, pero no creo que demos un buen ejemplo con esto. Solo un último recordatorio: la policía que protege la Carrera de san Jerónimo a esta hora no depende del Ministerio del Interior sino de la mesa del Congreso, presidida por Bono y con representantes de los grupos parlamentarios. ¿Qué harán?

lunes, 4 de abril de 2011

La isla de los niños perdidos

¿Tuviste una infancia feliz? Existe el mito de que cuando somos niños vivimos el periodo más feliz de nuestras vidas. No tenemos preocupaciones ni responsabilidades, todo son facilidades.  Sin embargo, a poco que nos detengamos a pensar, todos recordaremos momentos que en aquel tiempo nos parecieron terribles: un mal día en el colegio, una pelea con el "matón" del parque, un suspenso, una riña de tus padres... Vistas desde nuestra perspectiva actual, nos parecen inquietudes anodinas, una preocupación de niños. Pero en aquel momento para nosotros eran "un mundo", nuestro mundo.
Peter Pan no quería crecer. Peter pensaba que en el mundo de los niños todo era más fácil y por eso se desterró a Nunca Jamás. Y nunca, nunca jamás quiso ser adulto. En su negativa le acompañaron los "Niños perdidos", pero pronto, se dieron cuenta de que ,sin la protección de una madre, la infancia tampoco era tan fácil. Por eso, decidieron llamar a Wendy. Y es que esa es una gran verdad. La angustia de la escuela, la riña de un profesor o la preocupación por el suspenso, desaparecían milagrosamente con el abrazo de una madre. Y es precisamente por eso, que solo recordamos lo bueno de nuestra infancia. Nuestra mente elimina el dolor, y se queda solo con lo bueno.
Y ya hemos llegado a este punto del camino. Ahora somos adultos, o al menos intentamos serlo... A tu alrededor la gente se casa, tiene hijos, paga hipotecas e incluso tienen planes de pensiones. ¿Qué eliges? ¿Vives en el mundo real o alquilas un apartamento en Nunca Jamás? Quién me conozca un poco, sabe que esto de los años no es un tema que lleve especialmente bien. Era algo que no me había preocupado nunca. Sin embargo, últimamente se ha convertido en una empecinada negativa, medio en serio medio en broma. Una fobia, que me lleva incluso a perder la cuenta, de manera más o menos consciente, de los años que voy cumpliendo. Sé que es absurda, pero quizás es que, cuando imaginaba que llegaría a este punto del camino, todo sería de otra forma.
Quizás todos mis sueños me esperan en otro lugar, en la isla de los momentos perdidos. Allí se fueron los amigos con los que un día descubriste que no tenías nada en común. También fue el lugar donde se exiliaron aquellos que, sin motivo aparente, se fueron distanciando de ti. Alli acabaron las ilusiones de un amor que nacía en tu corazón y que nunca fue correspondido. Afortunadamente también se fue a aquella isla el tormentoso trance de una relación masoquista. Es el retiro dorado de aquella persona que te dijo "te llamaré mañana" y nunca lo hizo. Imagino que también será el hogar de esas personas que tanto echas de menos y que nunca volverán.
Pero lo mejor será dinamitar el puente que lleva a esa isla. Desataremos las barcas que nos transportarían al archipiélago de los momentos perdidos. Y lo evocaremos, lo idealizaremos, como hacemos con nuestra infancia. Quizás tanto nuestra infancia como la isla de los momentos perdidos sean un lugar más feliz. Quizás no. Pero lo que es evidente es que son inaccesibles, ya no es posible volver alli.

viernes, 25 de marzo de 2011

La línea curva del tiempo

"No me gusta porque lo ha hecho un arquitecto extranjero, ¿es que no hay buenos arquitectos en esta ciudad?". "Qué material más raro, no hay ningún edificio en Sevilla construido de esta manera". "Es demasiado grande en comparación con las casas que tiene alrededor". "Está costando demasiado caro". Un grupo de comerciantes paraba por un momento su actividad en las Gradas de la calle los Alemanes, para observar las bóvedas de esa nueva catedral gótica que se estaba construyendo.
611 años más tarde, la ciudad repite el mismo debate. La línea del tiempo tiene poco de rectilínea y se convierte en una suave curva que, sin darnos cuenta, nos lleva al mismo punto de donde salimos, una y otra vez.
Al igual que aquellos maestros de obras franceses, alsacianos y bávaros; el arquitecto alemán Jurgen Mayer, se ha atrevido a traer a nuestra eterna Híspalis una manera de construir desconocida hasta el momento. El gótico en el que se comenzó a levantar el templo metropolitano allá por 1400 era tan ajeno a nuestro país como la escultura-arquitectura de la plaza de la Encarnación. Sevilla, sin embargo, se cubrió con ese maquillaje que tanto le gusta usar y hoy nos parece que no hay nada más sevillano que un arco ojival.
¿Madera? ¿Cuándo se ha visto un edificio de madera en la capital de Andalucía? Eso mismo debieron de pensar nuestros tatarabuelos cuando vieron llegar las piedras traídas desde El Puerto de Santa María a una ciudad acostumbrada a construir en ladrillo.
Pero una vez más Sevilla se reinventa a si misma. Y para hacerlo, la ciudad debe dejar de oir por un momento las críticas de los sevillanos, que poco después se transformarán en halagos. No en vano, Sevilla siempre ha asumido los cambios más importantes de su Historia dejando de lado a los propios sevillanos. Cuando cambió de religión, lo hizo en soledad. Necesitó dos días de conversión. "¡Oh! Maravilla,Sevilla sin sevillanos" Los musulmanes abandonaron la ciudad y no fue hasta dos días después cuando Fernando III entró en ella acompañado de los castellanos. La Isbilyya musulmana se convirtió en la "Sevilla de María Santísima".
¿En qué nos transformará ahora Metropol Parasol? ¿Seremos algo diferente después de su inauguración? Está claro que no. Sevilla seguirá siendo la misma: "Roma triunfante en ánimo y grandeza" como dijo Cervantes. La extraña forma de Metropol asombrará a foráneos y propios. Y esa vieja dama que es Sevilla, orgullosa, volverá a sonreir sabiéndose vencedora. Su poder, una vez más, transformará la línea recta del tiempo en una curva suave. Su sonrisa, lejos de ser vertical, tendrá la sinuosa forma de un arco ojival o de una bóveda de Metropol.

jueves, 10 de marzo de 2011

Escapar del trampantojo

Una mentira nunca se convierte en verdad a fuerza de repetirla muchas veces. ¿O si?
Existe en la Historia del Arte una técnica llamada trampantojo (trampa ante el ojo) que consiste en engañar a la vista jugando con las perspectivas y con los juegos ópticos. Esta, como otras tantas cosas, también fue inventada por los griegos. Cuenta la leyenda que, en la Grecia antigua, existían dos pintores reconocidísimos: Zeuxis y Parrasios. Se organizó un concurso para descubrir cual de los dos era mejor como artista. Zeuxis presentó una pintura en la que se representaba a un niño con unas uvas. El realismo era tal, que unos pájaros se acercaron a picotear los frutos. Zeuxis, que se creía ya vencedor, le dijo a su oponente que retirara la tela que cubría su pintura. Parrasios le pidió que lo hiciera él mismo, descubriendo éste al acercarse que la tela no era real, sino que estaba pintada. El vencido no pudo sino reconocer su derrota diciendo: "Yo he engañado a unos pájaros, pero Parrasios me ha engañado a mi."
El artista heleno había creado una fantasía, un espejismo, una ficción. Y es que la ilusión es todo eso a la vez. Es verdad que ilusión es sinónimo de esperanza y de anhelo. Cuando queremos que algo ocurra nos ilusionamos, ponemos nuestras expectativas en ello. ¿Pero son reales nuestras ilusiones? ¿Estamos engañándonos a nosotros mismos? ¿Confundimos realidad y deseo? Quizás estamos creando un trampantojo detrás del que escondemos todas nuestras inseguridades, nuestras frustaciones y miedos. Zeuxis engañó a unos pájaros, Parrasios confundió a otro hombre, pero nosotros, sin duda, ganamos el concurso. Hemos superado todo lo imaginable: nos hemos engañado a nosotros mismos. 
Se habla de la ilusión de los niños en el día de Reyes y no de su felicidad. Está muy bien escogido el término: ilusión. Porque ese sentimiento de euforia no está fundamentado en la realidad sino que se alza sobre una mentira. Nuestras expectativas de la infancia se construyen sobre imposibles.
¿Es nuestro mundo actual el que soñamos de niños? Nadie nos avisó de lo dificil que sería conseguir un trabajo y de las duras pruebas que tendríamos que soportar una vez lo conseguimos. Cuando eramos pequeños solo nos preguntaban "¿qué quieres ser de mayor?" y estoy seguro de que nadie respondió "Mileurista, chico para todo ninguneado o pringado que curra los fines de semana". Cuándo en las esfervescencias adolescentes imaginabas tu futuro en pareja, nadie pensaba en los frustrantes rolletes de una noche, ni en las peleas interminables, ni en la soledad más absoluta. Todos creíamos firmemente en la ilusión de un amor verdadero y para siempre.
Llegados a este punto ya no sabemos si creer en la ilusión del paisaje de nuestra vida que hemos pintado. Ante este mar de dudas solo caben dos soluciones. Por un lado, podemos actuar como si no fueramos conscientes de esta farsa y continuar con la representación. ¿La alternativa? La alternativa es huir del trampantojo, romper el cristal protector de nuestro cuadro y afrontar que la realidad está fuera del lienzo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Soledad 2.0

En este blog sobre arquitectura parece inevitable hablar en algún momento de los arquitectos de la palabra: los escritores. Existen ciertos autores sobre los que se escribe mucho, se dice, se comenta y a los que nunca se les lee. Todo el mundo puede citar la primera frase del Quijote sin haber pasado nunca de la primera página. Pues con el francés Marcel Proust ocurre lo mismo. Su En busca del tiempo perdido es citada en algún momento por todo gafapasta o cultureta que se precie. Pero pocos son los que hasta el momento han tenido el valor de leer sus más de 3.000 páginas a las que su autor dedicó quince años de su vida.
Proust habla sobre muchas cosas en su novela. Desde luego no dejaría temas pendientes por falta de espacio... Pero puede decirse que a lo largo de toda su obra (tanto la que escribió como la que vivió) hay una constante: la solitude.
¿Qué es la Soledad? Aislamiento, abandono, retiro, incomunicación, separación, desamparo, encierro, clausura, destierro, melancolía, nostalgia, añoranza, tristeza... Esas son las (nada positivas) acepciones que wordreference reserva para la palabra soledad. Pero, ¿es mala la soledad? Es evidente que el ser humano ha nacido para ser sociable, para relacionarse y para disfrutar de la compañía de los demás. Hemos montado toda esta complicada estructura de convivencias: familias, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, paisanos y, por si no era poco, amigos virtuales, seguidores de twitter, contactos de messenger y perfectos desconocidos con los que compartimos, aunque nunca hayamos estado en la misma habitación, buena parte de nuestro tiempo.
A veces proyectamos en esas personas, tanto las que conocemos como a las que no, nuestros deseos, ilusiones y vanidades.
¿Se puede estar solo y rodeado de gente? Las grandes aglomeraciones metropolitanas de millones y millones de almas solitarias demuestran que si. El dramatismo se materializa  en esas personas mayores cuyo cadáver es descubierto por la policía días después de su muerte, sin que nadie los echara de menos, solo alertados los vecinos por el olor que desprendía su casa. Pero, sin necesidad de llegar a esos casos extremos, hemos creado una sociedad de solitarios.
La soledad no implica necesariamente ser un ser asocial, que nunca tiene contacto con los otros o que pasa las horas encerrado en casa. Se puede estar rodeado de gente, mantenerse ocupado con millones de cosas y contar con un nutrido grupo de "amigos". Nos dejamos llevar por las inercias, vas conociendo a personas con las que te resulta cómodo pasar el tiempo y se crean rutinas que no dejan de ser falsos momentos compartidos. ¿Compartimos realmente? ¿Nos atrevemos? Pocas personas a nuestro alrededor conocen nuestros verdaderos pensamientos o sentimientos. Hay veces que ni siquiera nos las confiamos a nosotros mismos, apartándolas, desterrándolas para evitarnos un disgusto.
Nuestra sociedad nos ha condenado a no profundizar nunca en esas relaciones. A mantenerlas siempre en el límite justo de la superficialidad para no establecer un compromiso demasiado delicado y que nos deje en mal lugar. Nos hemos convertido en individualistas, egoistas y conformistas.
Proust escribía: “Nos comunica alguien su enfermedad o su revés económico, lo escuchamos, lo compadecemos, tratamos de reconfortarle y volvemos a nuestros asuntos. ¡Qué solas estamos las personas!”.
No estamos tan solos... Nos tenemos a nosotros mismos. El problema es que hay personas que ni siquiera tienen una estrecha relación consigo mismo. Pero, como dice la sabiduría popular "el día que te mueres muere tu mejor amigo". Si no sabemos cuidarnos a nosotros mismos, algo falla. Entonces si que caerá sobre nosotros el amargo peso de la soledad.
"A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas".
Marcel Proust.






martes, 15 de febrero de 2011

Carta a Lucas

Querido Lucas:
Con esta carta te quería dar la bienvenida a nuestra familia. Aún ni siquiera he podido verte la carita en persona, pero todos los que te han conocido ya dicen que eres una cosita preciosa y que, de momento, pareces más Velasco que Yánez. De esta última familia ya has conocido a tus abuelos, que han ido hasta tu ciudad en expedición para ser los primeros en verte. Al resto nos irás descubriendo poco a poco y comprobarás que has venido a caer, tanto en Barcelona como en Sevilla, en lo que se llama una gran familia.
Por la parte de tu padre, eres el sexto de los nietos. Ya conocerás a tus primos mayores: Marina, Rafa, Dani y Rubén. Tu hermana Martina te los irá presentando... Ellos ya están emocionados con tu nacimiento. El otro día Rafa llenó su casa de notas dirigidas a tí, "al primo más guapo".
Tus padres no podían haber elegido mejor nombre para tí. Lucas fue un evangelista. Dicen los entendidos en la materia que fue el mejor de todos, porque su evangelio, a diferencia de los otros tres, no estaba dirigido solo a los judíos, sino a todos los pueblos. Lucas no era judío; y por eso escribió un evangelio para que lo entendiera todo el mundo. A ti te va a pasar algo parecido. Serás catalán y andaluz a la vez. Eres el heredero de dos culturas de cientos, miles de años y te han tocado unos padres que han sabido unir lo mejor de uno y otro pueblo. Así que, como aquel que llevó tu nombre hace casi 2.000 años, tendrás que ser un puente entre unos y otros. Tu tocayo, además de escribir ese best-seller de su evangelio, era pintor. Artista y periodista a la vez, parece que el nombre lo haya escogido un tío tuyo que aspira a reunir las dos cosas. Pues bien, dicen que san Lucas fue el primer retratista de María. Y tú, pequeñuelo, no sabemos si vas a ser artista, pero lo que está claro, es que tu llegada a esta familia ha dado una pincelada de color a nuestras vidas. Anunciaste tu llegada en un momento muy dificil para nosotros y el que hoy estés aquí, con tu carita sonriente, nos hace la vida un poco (un mucho) más alegre.
Además de pintor, escritor o lo que quieras ser, parece que lo de los números también se te va a dar bien. Naciste el 11.02.2011 a las 11.11 horas. Ya sabemos cuál va a ser tu número de la suerte. Dicen que eso de las fechas capicúas da buena estrella. Además, el día que naciste ocurrieron cosas importantes en este mundo al que te ha tocado venir. Pocas horas después de tu llegada, la Historia quiso hacerte un regalo muy especial: un dictador menos en el mundo. En esto de nacer en días históricos parece que los primos Yánez os ponéis deacuerdo. Porque tu prima Marina nació un 7.10.2001, pocas semanas después de algo sobre un 11 de septiembre que te contarán en el cole de mayor, un señor muy poco simpático decidió bombardear un país muy lejano, que se llama Afganistán. Y mientras tu tía Marifé estaba de parto, las bombas caían sobre Kabul.
Dentro de poco nos conoceremos, Lucas. Pero sin haberte visto nunca, solo por fotos, ya sabemos que vas a ser muy especial. Especial por el día en que has nacido, por el momento que escogiste para llenarnos de alegría y por las cualidades, que seguro que son muchas, que el destino te tiene reservadas.

domingo, 6 de febrero de 2011

El Domingo es triste....


La música tiene un poder tremendo. Puede provocar euforia, emoción, melancolía, tristeza, alegría... Dime qué escuchas y te diré como te sientes. Dime qué oyes y te diré quién eres.
Una persona que no aprecia la belleza no es una persona. La música es belleza y por eso no comprendo a las personas que permanecen insensibles ante ella.
La música nos da la vida... ¿También puede quitárnosla? Hay quién piensa que sí. Por eso existe la canción de los suicidas.
En 1933 el compositor húngaro Rezso Seress compuso "Szomorú Vasárnap", Domingo Triste, la canción de los suicidas. Cuenta la leyenda (cuántas leyendas urbanas nos alimentan) que el sentimiento profundo de tristeza que provoca escuchar esta canción desató una oleada de suicidios que hizo prohibir al gobierno húngaro su reproducción. Desde entonces cientos de artistas se han atrevido a poner voz a esta triste historia que ocurrió un domingo, un triste domingo...
Y es que todos en nuestra vida hemos tenido un Domingo Triste, un Gloomy Sunday.

DOMINGO TRISTE
 domingo es lúgubre


las horas están en vela

las más queridas sombras

con las que vivo son innumerables

las florecillas blancas

nunca te despertarán

no donde la oscura diligencia

de la tristeza te ha llevado

los ángeles no han pensado

en traerte de vuelta nunca

¿se enfadarían

si pensara en reunirme contigo?

domingo lúgubre

lúgubre es el domingo

con las sombras lo he pasado entero

mi corazón y yo

hemos decidido suicidarnos

pronto habrá oraciones

y las velas están encendidas, ya sé

no permitamos que lloren

hagámosles saber que me alegro de irme

la muerte no es ningún sueño

ya que en ella te acaricio

con el último aliento de mi alma

te estaré bendiciendo

lúgubre domingo

soñando, sólo estaba soñando

me despierto y te veo durmiendo

en lo profundo de mi corazón aquí

cariño espero

que mi sueño no te haya atormentado

mi corazón te está diciendo

cuánto yo te deseaba

lúgubre domingo

es un domingo lúgubre completamente

lúgubre domingo

...domingo

Si queréis oir una de las más maravillosas versiones de esta canción os recomiendo la de Billy Holiday


jueves, 3 de febrero de 2011

La Construcción de una Nación.

"Yo soy el hijo del Sol. Yo soy la estrella de la mañana. Yo soy el señor del Nilo. Rey del alto y bajo Egipto. Yo soy Faraón..."
De esta manera se presentan ante nosotros los constructores de una de las arquitecturas más impresionantes del mundo. Las personas que, revestidas del poder de dioses,  fueron capaces de levantar las pirámides, esclavizando para ello a cientos de miles de sus semejantes. Y es que las grandes obras de la arquitectura asientan sus cimientos sobre la injusticia. Las veces que en mi vida he visitado san Pedro del Vaticano siempre me han embriagado el mismo sentimiento contradictorio: admiración y repulsión. Admiración ante uno de los edificios más impresionantes de la Historia del Arte, pero a la vez repulsión por cómo se financió esa magnífica obra: a base de falsas promesas sobre la salvación de las almas, aprovechándose de la esperanza y el miedo de las pobres gentes. Lo mismo ocurre con las pirámides, cuyos sillares reposan sobre la esclavitud, la desigualdad, el abuso de poder y la miseria. El ser humano es capaz de hacer a la vez las cosas más maravillosas y las más detestables. Por eso, somos mitad divinos y mitad humanos. Individuos que tiene todo el poder para crear belleza, pero que se empeñan en la fealdad, la guerra y la crueldad.
Pero todo esto es cosa del pasado. Ha nacido un Hombre Nuevo.
Todavía hay tiranos que se reafirman en el viejo discurso. Todavía hay dictadores que se creen "Señores del Nilo, hijos del Sol". El discurso de hace un par de días, en el que Mubarak tomaba prestadas las palabras de Luis XIV, "Yo soy el Estado", nos llevan a esa cruda realidad. Pero el pueblo, el  pueblo soberano, esta ahí para recordarle una verdad elemental: tú no eres Egipto. Nosotros somos Egipto.
Me sorprende la actitud de algunas personas que ven con cierta superioridad todo lo que está ocurriendo estos días en África. Lo hacen desde la convicción de que Túnez, Egipto o incluso Marruecos son pueblos atrasados y que se han dejado avasallar por dictadores de medio pelo. Es realmente irónico que nos sintamos superiores a una Cultura que ha creado ciudades como Cartago, Alejandría o Heliópolis. Pero la ignorancia es osada... 
Señoras y señores, lo que hoy está haciendo el pueblo de Egipto nos deja en una embarazosa situación. Nosotros, los españoles, adalides de la libertad y la democracia, vivíamos hace poco más de 30 años en una dictadura que era incluso peor que las que gobiernan hoy en los territorios norteafricanos. Y nosotros, los mismos que hoy nos permitimos el lujo de mirar a los pueblos "subdesarrollados" desde la superioridad, no tuvimos los "bemoles" de plantarle cara a ese régimen. ¿No nos avergonzamos? Se tuvo que morir. Le dejamos que expirara tranquilamente en su cama con 83 años... ¿Todavía tenemos el valor de mirar con superioridad a un pueblo que ha tenido la valentía de expresar su voluntad, mientras nosotros fuimos unos cobardes?
Y es que, si algo caracteriza a los egipcios, es ese amor infinito por su patrimonio. Una Cultura que los hace una civilización única en el mundo. Los egipcios son unos grandes arquitectos y serán capaces de construir una nueva pirámide, esta vez invertida, en la que el pueblo soberano sea la cúspide. Una arquitectura que servirá de ejemplo para las naciones, que provocará la admiración de las civilizaciones.
Si, serán capaces de ello. Al fin y al cabo ellos son los hijos del Sol y serán la estrella DEL mañana, los señores del Nilo, reyes del alto y bajo Egipto. Ellos son Faraón.

jueves, 27 de enero de 2011

Cosas sin terminar

¿Alguna vez has dejado algo inacabado? ¿Ha habido alguna ocasión en la que has pronunciado la frase "ya lo terminaré mañana" y finalmente no lo has hecho? Yo vivo en la ciudad de las cosas que nunca se concluyeron. La ciudad de las arquitecturas inconclusas...
Sevilla tuvo un gran arquitecto: Aníbal González, el Gaudí sevillano, el gran artífice de la exposición del 29. Esta, que es una ciudad ingrata, solo le conoce por la joya de la corona de su gran legado: la plaza de España. Pero Aníbal tenía en su cabeza de genio otros muchos proyectos, ideas que nunca llegaría a realizar. En el interior del parque de la Buhaira aún se ven los cimientos de la que iba a ser la gran Basílica de la Inmaculada  Milagrosa. Una inmensa plaza de 120 metros de diametro daría entrada a un templo neogótico con una fachada de 45 metros de altura, flanqueada por dos torres de 100 metros cada una, que rivalizarían con la propia Giralda. La Milagrosa hubiese sido nuestra Sagrada Familia. Sin embargo, el templo expiatorio sevillano corrió peor suerte que el catalán. Y es que los barceloneses han sabido sacar un importante rédito de esto de lo "inacabado", convirtiendo a la Sagrada Familia en el monumento inconcluso por antonomasia. ¿Se concluirá algún día la basílica catalana? Las reglas del marketing no lo permiten. ¿Qué turista quiere ver un templo ya concluido?
Pero volvamos al proyecto sevillano... Aníbal se encontró con muchos contratiempos a la hora de comenzar su obra, de la que solo llegó a alzar los cimientos, que aún podemos ver los sevillanos. Solo uno de estos contratiempos fue insuperable: la muerte. El 31 de mayo de 1929 ésta sorprendió al singular arquitecto.
Probablemente poco antes el maestro se encontraría ante su mesa de trabajo, concluyendo los planos para la Basílica. Le faltarían unos simples trazos para culminar la forma apuntada de una ventana, o la línea de curva de uno de los pilares que sustentaban el cimborrio. Era tarde, se hacía denoche y Aníbal dijo: "mañana lo terminaré". Y su obra quedó inconclusa... Para siempre.
Y es que Sevilla es una especialista en esto de no acabar nunca las grandes cosas. Creo que todos nosotros, cómo buenos sevillanos (también los de otras ciudades), nos empeñamos cada día en dejar cosas sin concluir.
No nos damos cuenta de lo importantes que son los finales hasta que no los tenemos. Toda historia necesita de un comienzo, un desarrollo y un fin. A todos nos ha pasado alguna vez que el final de un libro o de una película nos ha decepcionado, precisamente porque no había fin. ¿Y en el fin del amor? Aquel que siente que esa relación ha concluido lo supera rápidamente. Porque para él, la historia tuvo un principio, un momento de maravilloso desarrollo y un capítulo final. (También puede haber epílogos, pero todo el mundo sabe que segundas partes nunca fueron buenas). Todos necesitamos un tiempo de duelo. Días, semanas, meses, años que nos permiten asumir ese final que no hemos escrito. No te das cuenta de cómo ocurre, pero un día lo superas. Un glorioso día coges con fuerza la pluma y consigues escribir "FIN". Es cómo los segundos, los emocionantes segundos, que pasan desde que has terminado de leer un buen libro y el momento en el que cierras sus tapas para siempre. Si ha sido un buen libro levantarás la mirada, sonreirás y con una mezcla de pena y satisfacción lo darás por acabado.
Los finales son fundamentales. Hay quien nunca puede escribir un final. Unos padres que han perdido una hija y que necesitan encontrarla para acabar las últimas frases de su biografía. Un amor que necesita saber porque le dejaron para cerrar capítulo e iniciar otra Historia. Alguien que necesita el paso del tiempo para atreverse a iniciar una nueva aventura. Todos necesitamos un final. Nadie quiere dejar su libro inacabado.
Pero hay historias que no tienen final... La de Aníbal no lo tuvo. O mejor dicho, tuvo uno de esos finales que no satisfacen a nadie.
Cada vez que paséis por la Buhaira acordaos de ese "the end" que nunca puedo escribir un genio. Tenéis que pensar: "él no pudo porque se lo impidió la muerte, pero yo aún puedo". Coged la pluma con fuerza y, si podéis, escribid un final feliz.

viernes, 14 de enero de 2011

Sevilla, la ciudad sobre palos

Todo buen arquitecto, incluso los de interiores, sabe que un edificio necesita unos buenos cimientos. Los cimientos de la Giralda, una torre de más de 90 metros, no llegan a los 9 metros de profundidad y para su elaboración de utilizaron los materiales de la Sevilla romana. Eso nos da una idea fidedigna de la personalidad de esta urbe.
"Sobre palos". De ahi viene el nombre de mi ciudad. La chauvinista mente de un sevillano puede imaginar el pasado glorioso de una gran urbe romana, una Híspalis pulcra y monumental, llena de mármoles y grandes templos. Pero ese papel estaba reservado a la vecina Itálica, cuna de emperadores. Nuestra Sevilla probablemente sería  una laguna hedionda, levantada en el lugar dónde hacía poco estaba el mar,  alzada sobre palos. Una Venecia de la Edad Antigua sobre el lago ligustino. His-palis, sobre palos. De ahi viene su nombre... Tampoco la llegada de los musulmanes nos trajo en un primer momento la grandeza de la capitalidad. La que ejercía como tal durante el califato era nuestra hermana Córdoba. Isbilyya era por entonces una ciudad comercialmente importante pero estaba eclipsada por la gran Córdoba, que por entonces era una de las grandes metrópolis mundiales. La gloria, sevillanos, nos llegó en barco a través del Guadalquivir. Una nueva dinastía procedente del norte de África viene a gobernar estas tierras de Al-andalus. Querían una comunicación directa entre este vergel de Andalucía y su capital africana, Marrakech. Las estrecheces del río arriba no permitían llegar a los barcos hasta la Córdoba califal, pero si hasta la comercial Sevilla. Por este motivo los almohades eligen a Isbilyya. La capital europea de su imperio a ambos lados del estrecho. La ciudad gemela de Marrakech, con edificios paralelos, con torres hermanas como la Giralda y la Kutubiyya.
Muchos siglos después, coronando ya aquella Giralda musulmana un símbolo cristiano, a Sevilla le llevaron nuevas glorias a través de su río. La ciudad, con sus más de cien mil habitantes a principios del siglo XVI, se convierte en la Nueva York de su época. Comerciantes de medio mundo, príncipes, eclesiásticos, aventureros, pintores, escultores y escritores se dan cita en una ciudad que se convierte en la capital cultural y económica del mundo. Ya nadie recuerda la época en la que la ciudad se levantaba sobre palos, aquella en la que era una laguna hedionda.
Y eso es lo que nos pasa en la actualidad. La mente del sevillano se ha quedado parada en aquel momento de glorias pasadas. No quiere reconocer sus orígenes humildes, como un nuevo rico que borra su pasado. Vive de las apariencias. Las eternas apariencias de esta ciudad están basadas en la fachada, en lo superfluo, en el escaparate. Quizás nos vendría bien asumir nuestras modestas raíces para así, con la seguridad que da el autoconocimiento, construir un futuro fuerte. Porque los cimientos que se asientan sobre la ficción, los castillos en el aire, no nos llevarán a ninguna parte, son fortalezas de naipes. Asentemos muy bien nuestra cimentación, afirmemos muy bien los palos sobre la laguna y a partir de ellos construyamos una Sevilla mejor, para nosotros, para el mundo.
Y de regalo os dejo un vídeo de una definición de qué es Hispalis, Isbilyya, Sevilla... Sevilla es un sentimiento.

viernes, 7 de enero de 2011

Liquidación por cierre

Pues ya acabó la Navidad y ahora... ¿ahora qué? Ahora... ¡Rebajas! ¿Os habéis dado cuenta de que todas nuestras festividades parecen girar en torno a un centro comercial? El 7 de Enero te vas a las rebajas y en la interminable cola para pagar conoces a alguien. Con un poco de suerte te regala algo para San Valentín y por supuesto compráis juntos el regalo del día del Padre. Estrenas ropa el Domingo de Ramos para que te vea guapo. El Lunes de Pescadito tienes que escaparte del trabajo a media mañana porque no sabes que ponerte. La Feria trae problemas, todo el mundo lo sabe, y acabáis rompiendo. Menos mal que tu madre te hace buenos pucheros para superar tu "depre" y para agradecérselo le haces un buen regalo del Día de la Madre. Cuándo te quieres dar cuenta estás nuevamente en otras rebajas, esta vez las de verano...
Pero, ¿existen rebajas para todo? Está claro que en el amor no.Todo el mundo sabe que las gangas son una leyenda urbana... Las cosas buenas, las cosas realmente buenas nunca están de rebajas. Al final lo más que te puedes llevar en esta vida es una tara... O a un tarado. Hay gente a la que esto parece no importarte y está continuamente de saldo. Los hay que salen a comprar con la idea de llevarse a casa una buena chaqueta de piel y, no saben como, acaban comprando una imitación en el Charco de la Pava. Lo peor es que en ocasiones podemos llegarnos a creer que nuestra imitación es auténtica. Y cuanto más te empeñas en justificar tu elección, más te mientes a ti mismo. "La marca es de verdad. Esto seguro que es robado". Afortunadamente siempre hay algún buen amigo que sabe decirte: "Chico, esa chaqueta (¿de verdad creeis que seguimos hablando de ropa?) no te queda bien".Y no, cuando pasa algún tiempo nos damos cuenta de que nuestra "ganga" no era tal y terminamos por arrinconarla en el armario.
Hay quién tarda en darse cuenta toda una temporada. Yo, lo confieso, me he acabado llevando a casa alguna que otra tara. Pero no tardo mucho en darme cuenta. En esto de las rebajas si algo no me convence no tardo mucho tiempo en largarlo.
Las rebajas son al final de la temporada. No quiero decir esto que yo esté terminándola. Pero bien es verdad que ya estamos en 2011 y que ya cargo a mis espaldas con muchos cambios de moda. Pero lo siento, no me resigno a recortar mi nivel de exigencia. No haré caso a los carteles de Rebajas y me dirigiré con paso decidido a los de "Nueva Colección". Porque realmente las prendas para toda la vida son una inversión. Si bien es verdad que conseguirlas requieren un esfuerzo. Requieren tiempo, paciencia, ganas y otros muchos factores que no sé si estoy dispuesto a asumir...

domingo, 2 de enero de 2011

Dualidades de año nuevo

Comienza un nuevo año y toca cambiar de agenda. Desde hace unos meses teníamos en el trabajo una nueva para ir anotando las tareas, reuniones y actividades que se iban cerrando. Hasta ahora esta agenda, la de mi trabajo, había sido la única. En ella apuntaba tanto mis asuntos laborales como los personales. Sin embargo, la semana pasada decidí comparme una moleskine roja para anotar las cosas que no tienen que ver con el trabajo. Así que, parece que tengo una doble agenda. Nunca había tenido la necesidad de tener dos, porque hasta ahora mi trabajo era una prolongación de mi vida... ¿Algo ha cambiado?
Los romanos tenían un Dios para el comienzo de año. Se llamaba Jano. De ahi lo de Jaunary, Enero, Gennaio, etc. Él tenía dos caras. Una que miraba hacia atrás, el año que acababa de concluir. Otra hacia el frente: los proyectos, las ilusiones, los sueños. Al igual que Jano miro hacia el futuro, pero no puedo evitar mirar hacia el pasado. Como él, estoy lleno de contradicciones.
Dejo atrás un 2010 que se ha convertido un año de dualidades. Un año en el que he tenido que hacer muchas cosas a la vez y en el que he tenido que estar en muchos sitios a un mismo tiempo. Compaginar estudios y trabajo,  trabajo con más trabajo, cenar con unos amigos y luego salir con otros. Buscar huecos imposibles para ver a la familia o para atender las tareas domésticas. Encontrar segundos más imposibles para desengañarme con el amor. Múltiples facetas que concurren en una misma persona, sí, la misma. Porque todas esas piezas componen mi yo y no siempre tienen que generar una confrontación.
Si bien es verdad que dentro de mi dualidad también hay contradicciones... No me gustas pero tonteo contigo. Si que me gustas, y por eso me peleo contigo. Esto no volverá a pasar, pero si que pasa. Ya no soy así, pero vuelvo a hacerlo. Busco otra cosa, pero hago lo contrario. Me quiero enamorar, pero me saboteo a mi mismo. Quiero conocerte, pero te pongo una barrera. Me quiero ir, pero me quedo. No lo aguanto más, pero no me queda más remedio. Dentro de un año no estaré aquí, pero en el fondo quiero quedarme. Quiero un cambio, pero no me muevo.
Un nuevo año siempre comienza con preguntas. ¿Dónde estaré el año que viene? ¿Encontraré lo que busco en estos doce meses? ¿Ocurrirá eso que quiero? ¿Quién estará a mi lado la próxima Nochevieja? El trascurso de esos 365 días nos puede sorprender más de lo que pensamos. En un año pueden cambiar mucho las cosas y encontrarnos en situaciones que no podíamos imaginar. Pero todos y cada uno de los momentos de este 2010 que se acabó, los malos, malísimos y los buenos, tenían que ocurrir. Son una pieza más de mi puzzle, una página más de mi calendario, una foto más en mi album.
Y todo lo que ocurra en este año estará plasmado en mis dos agendas. La del trabajo y la moleskine roja. Hemingway tenía una moleskine, y desde entonces estas libretas se han convertido en un símbolo para los periodistas. También pintores como Picasso o Matisse hacían sus apuntes en ella. Quizás la moleskine me sirva para reconciliar dos de mis facetas.
Comienzo 2011 con una doble agenda. Estudiante y trabajador, periodista y gestor cultural, fiestero y casero, enamoradizo y frío, promiscuo y monógamo, tradicional y vanguardista, conservador y progresista, solitario y sociable. En el 31 de Diciembre de 2011, junto a todas las preguntas con las que comienzo este año nuevo, apuntaré un deseo. En 2012, solo quiero tener una agenda. ¿Realmente quiero?