lunes, 10 de octubre de 2011

La germanización de Cataluña

En los últimos días hemos asistitido a diversas declaraciones insultantes hacia los andaluces por parte de los máximos responsables de la coalición nacionalista Convergencia i Unió. No es nada nuevo, ni exclusivo de la clase política de esa comunidad. La presidenta de la Comunidad de Madrid nos comparó con animales de corral, Ana Mato calificó de analfabetos a nuestros niños y hasta un jiennense, Cristóbal Montoro, que encabezará las listas por Sevilla en la próxima cita electoral, nos llamó vagos. El afán de insultarnos tampoco es exclusivo de la derecha, también desde Esquerra Republicana se puso en duda la honradez fiscal de los ciudadanos andaluces.
En definitiva, estamos acostumbrados a recibir insultos y calumnias procedentes de los más diversos orígenes. La novedad viene en esta ocasión dada porque ha sido muy breve el intervalo de tiempo en el que se han concentrado estos insultos y que además la procedencia de todos ellos ha sido la misma: la cúpula de CIU. El partido de gobierno de Cataluña está intentando vender una idea que desgraciadamente muchos ciudadanos, incluidos algunos andaluces, están dispuestos a comprar. Mas y Durán i Lleida parecen desesperados por justificar su política de recortes causada por una endémica mala gestión de la fiscalidad en aquel país. Y a la hora de buscar los culpables de esa mala administración, en vez de buscarlos en casa, han recurrido a atribuirlo a factores externos. ¿Quién tiene la culpa de que los ciudadanos de Cataluña no pueda disfrutar de una sanidad de primera? España, los inmigrantes y, por supuesto, los andaluces y extremeños.
En el imaginario de este país persiste la idea de que ellos son los que más impuestos pagan y los que menos reciben. Muchos sostienen que su esfuerzo fiscal solo sirve para pagar los excesos y el derroche de las vagas comunidades del sur. La publicación de la balanza de pagos hace algunos años demostró que ese tópico era falso y que los andaluces aportamos a las arcas estatales casi el mismo dinero que percibimos, cosa que no ocurre en Galicia ni en Castilla y León, por poner algún ejemplo y que, ni mucho menos, somos la Comunidad autónoma que más percibe del Gobierno Central. Aún así, parece lógico que el Estado invierta más en los lugares donde más se necesita. Es como si los vecinos de los Remedios (barrio alto de Sevilla) quisieran que el Ayuntamiento inviertiera más en su barrio por aportar ellos más a las arcas municipales. La administración debe inviertir donde son necesarias las infraestructuras con independencia del nivel económico de sus vecinos.

La balanza fiscal sitúa a Andalucí a mitad de la tabla frente al tópico nacionalista de que estamos a la cola.

Sin embargo, hay una clase política empeñada de cara a las próximas elecciones en confrontar a los ciudadanos de diferentes comunidades. Mas y Duran i Lleida parecen empecinados en sembrar el odio de los catalanes a todo lo que viene de fuera, alimentando un sentimiento de superioridad del que es incapaz de reconocer los errores propios atribuyéndolos a lo que viene de fuera. Los nacionalistas han seguido el ejemplo de los políticos alemanes, que culpan de todos los males europeos a los países del sur (Grecia, España, Portugal e Italia) con tal de no reconocer las arriesgadas operaciones que sus entidades financieras emprendieron precisamente en estas naciones. Si un catalán quiere desarrollar cierta empatía hacia lo que sentimos los andaluces cada vez que se nos insulta, solo tiene que escuchar los despectivos comentarios de un alemán hacia la manera de trabajar de los propios catalanes y el resto de los españoles. Ese mismo espítitu de solidaridad paneuropea que reclaman las asociaciones de empresarios catalanes, podría servirles de ejemplo para comprender la solidaridad interterritorial del sistema autonómico. Y es solidaridad, es decir, justicia social, y no caridad, ni ningún regalo.
¿Recordáis el asunto de los pepinos? Alemania fue incapaz de reconocer el error propio y no dudó en atribuirlo a los ineptos agricultores españoles. Finalmente se demostró que la procedencia del virus estaba en la infalible tierra germana. Lo mismo hacen los responsables de CIU, no saben asumir sus propias responsabilidades y la de sus antecesores en el Govern. Se enfrentan a una insostenible situación económica de la que la Generalitat (ocupada por diferentes signos en los últimos años) ha sido la principal culpable. Pero en vez de reconocer el error propio con humildad y realismo , desarrollan un discurso xenófobo, trasnochado y calumnioso en el que los andaluces somos los grandes perjudicados. Durán i Lleida es una persona inteligente y que mide muy bien sus palabras. No parece lógico que sus desafortunadas declaraciones fueran el producto de un "calentón", de la misma manera que las palabras del president Mas, en sede parlamentaria, no podían responder a un "comentario informal", como él lo calificó. Estamos ante unos ataques deliberados e intencionados. ¿A quién le habla CIU? ¿Quién está dispuesto a comprar su discurso despreciativo? La respuesta a esa pregunta la tendremos cuando sepamos cuantos diputados de este partido se sentarán en las Cortes a finales de este año.

2 comentarios:

  1. Dan igual todos esos datos, centrate en mas del 30% de paro, y en las tasas de escolarizacion, universitarios, educacion secundaria, y analfabetismo.

    Lo que hay en esa tierra no lo ves ni en ningun otro pais desarrollado, ni en vias de desarrollo y en pocos del tercer mundo.
    Punto no hay mas, si dan dinero, si no dan, si lo sacan de los impuestos del turismo, o si el dinero catalan se lo dan a los andaluces en el per.
    Mas del 30 % de la poblacion activa parada.
    Punto, asco de tierra.

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  2. Deberías hacer un repasito a las estadísticas. Yo no sé tú, pero yo vivo en la tercera ciudad de España que más PIB tiene: Sevilla. Que está por delante de Valencia capital y Bilbao. Vivo en la provincia en la que se encuentra la mayor central de energías renovables del mundo. El parque tecnológico que más factura de España está a 15 minutos de mi casa. Y si, nos quedan muchos retos por asumir porque llevamos siglos siendo ninguneados, pero no considero que "lo que hay en mi tierra no esté en ningún otro pañis desarrollado ni en otros del tercer mundo".

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