lunes, 21 de junio de 2010

Son ochenta días son....


A lo largo de mi vida he conocido muchas ciudades que de una u otra manera me han marcado. Roma, Lisboa, Barcelona, Estambul, Paris, Salamanca, Londres han dejado una pequeña huella en mi corazón y en todas ellas me he parado un minuto para imaginar como sería vivir alli. Soy la típica persona que cuando ve un programa de televisión del tipo "Andaluces por el Mundo" lo sigue con entusiasmo y termina apagando el televisor con singular cabreo y maldiciendo la suerte de algunos por poder vivir de ciudad en ciudad y descubriendo mundo. Amo a mi ciudad profundamente pero no dudaría en vivir una temporada en otros lugares para conocer, descubrir y experimentar y volver con más ganas aún a esta bendita Sevilla. El año que pasé en Roma ha sido uno de los más especiales para mi y quizás me equivoqué al no seguir la inercia de los viajes y desaproveché la oportunidad de vivir en lugares diferentes antes de asentar mi vida aqui.

Viajar siempre me ha apasionado y nunca he comprendido como la gente puede desaprovechar la oportunidad de conocer un sitio nuevo o como alguien puede ampararse en la pereza para no iniciar la aventura que siempre supone un viaje. Me gusta conocer las ciudades que visito en profundidad, empapándome del modo de vida de sus habitantes. Las ciudades las pateo de arriba a abajo y leo y releo sobre ellas. Colecciono guías de lugares en los que nunca he estado y me gustaría conocer. Consulto mapas de sitios a los que aun no he ido para hacerme una idea de cómo es la ciudad.

¿Y todo esto por qué hoy? Ya va siendo hora de pensar en los planes para las vacaciones, ¿no? Después de todo lo acontecido creo que el descanso va a ser muy merecido. ¿Alguna propuesta?

domingo, 20 de junio de 2010

vida y muerte (y II)


Cuando escribo Vida y Muerte II es porque hubo un desafortunado Vida y Muerte I... Una entrada que ha sido mejor borrar porque la muerte en ese sentido es igual que la vida. Cuando la contemplas desde el momento inmediato es confusa y liosa. Necesitamos dar un paso atrás y coger perspectiva para poder comprenderlo todo y asumirlo desde la serenidad. Es un lugar común que he oido en boca de muchas personas diferentes el decir que los días de funeral son como un sueño, una mala pesadilla en la que no somos conscientes de lo que pasa alrededor. Estás ahi, como un muñeco de trapo, recibiendo besos y abrazos, escuchando cientos de veces la misma frase de condolencia y sin enterarte mucho de lo que está ocurriendo. Es cuando te reincorporas a tu vida cotidiana, al día a día, cuando notas la falta, la enorme carencia, el inmenso hueco que deja la persona que se ha ido. Y es que los lugares comunes son eso, experiencias vividas por muchas personas y que te llevan a reconocerte individualmente en lo que le ha pasado a todo un universo. Pero la vida sigue, el dolor está ahi y de repente te acuerdas de él, piensas en él durante un segundo y te sientes mal por una risa, por un momento de frivolidad. Nos sentimos mal por sentirnos vivos. Porque la muerte es tan cruel que no solo te arrebata a lo que quieres si no que además te hace sentirte mal por no haber participado de ella. Es irracional, pero asi lo sentimos. ¿Qué nos da más miedo la muerte o la enfermedad? Siempre he tenido clara la respuesta de esa pregunta. Creo que la muerte no me da miedo. Mi muerte no me da miedo. Tengo miedo de como mi muerte pueda afectar a las personas que quiero, a todo lo que dejo aqui. Pero no tengo miedo a morirme. Sin embargo, la enfermedad, el dolor si me provoca un inmenso rechazo. He vivido demasiado de cerca la enfermedad en mi familia. Mi primera experiencia de ese tipo fue muy joven, en plena adolescencia, y creo que ha influido mucho en cómo me enfrento desde ese momento a ella. Cuando yo tenía 17 años mi abuela materna, una mujer de carácter fuerte y personalidad arrolladora, se fue yendo poco a poco con un cáncer arrastrado de años, sufrido por toda la familia y en especial por mi madre. El dolor de la enfermedad no solo le afectó a ella si no que cuajó en toda la familia que decidió repartir la penosa tarea de cuidarla entre todos sus miembros. En especial queríamos darle pequeños respiros a mi madre, que cargaba sobre sus hombros una tarea demasiado grande para una sola persona. En esa carga para toda la familia yo a pesar de mi edad asumí una parte del peso que creo que me ha marcado desde entonces en mi manera de ver la enfermedad. Con 17 años pasé algunas noches solo en una sala de espera del Hospital (recuerdo haber leido El Viejo y el Mar en una de esas noches) o renunciar a salir con mis amigos para quedarme al cuidado de mi abuela. Todos asumíamos esa carga gustosos por darle un respiro a mi madre, agotada y sobrepasada por la enfermedad de mi abuela. Y la muerte llegó... No recuerdo absolutamente nada de esos días, ni de la última vez que vi a mi abuela. Mi mente a bloqueado ese recuerdo y son incapaz de recordar. Creo que esa experiencia ha marcado mi vida. Me hizo afrontar los 18 con una madurez más grande que la de los chicos de mi edad. También me hizo crearme una coraza que marcó mi relación con mi otra abuela. Parecía que no quería llevarme el desengaño de la muerte de otra persona tan cercana. Pero la muerte está siempre ahi y es inútil rechazarla. En el momento de la muerte mantengo una serenidad extraña. Recuerdo que mi reacción a la muerte de mi abuela fue preparar tranquilamente una tila a mi madre. Pero cuando se trata de cuidar a un enfermo, parace que aquella experiencia me marcó y me bloqueo. Me refugio en las otras cosas que tengo que hacer y en decir que no tengo tiempo. Me vuelvo egoista e insolidario. Y después de la muerte vienen los remordimientos... La muerte es asi de cruel, la enfermedad es asi de irracional... Y es que para contemplar la vida y la muerte se necesita perspectiva... Ahora, diez años después, veo claramente como ha afectado a mi vida la muerte de mi abuela pocos días antes de cumplir los 18. A pocas semanas de cumplir los 28 la muerte me ha tocado otra vez, muy de cerca, demasiado. Ahora son incapaz de medir sus consecuencias, necesitaremos perspectiva para asumir todo esto, para ver como este nuevo golpe afecta a nuestra vida.

miércoles, 9 de junio de 2010

Llueve en Sevilla...


"Llueve en Sevilla, y en sus calles mojadas, hoy despiertan miradas que ayer quisieron dormir"
Pues si que es sabio el refranero español. Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo. Y aqui estamos a 39 de Mayo (vulgo 9 de Junio) y cayendo la mundial. Este día nos ha recordado un invierno lluvioso como pocos en Sevilla. Y es que el otro refrán, el de "la lluvia en Sevilla es pura maravilla" este invierno empezó a parecernos ya un ejemplo más de lo que en Sevilla llamamos "guasa"...
Y como no podía ser menos, la lluvia le hace sentirse a uno un poco melancólico. Anclado un poco en mi sempiterno optimismo me empeño en ver esas "cosas pequeñitas" que me hacen feliz, pero no dejo de echar de menos a alguien a mi lado. Es duro escribirlo, más duro decirlo, pero no recuerdo las palabras "Te Quiero" en la boca de otra persona. Es verdad que, lo sé, tengo muchas personas a mi lado que me quieren, pero no en el modo en el que se puede decir a boca llena "Te quiero", el modo pasional, el modo, por qué no, con un punto sexual y el modo de querer compartir una vida. Soy afortunado porque tengo a muchos "te quieros" serenos, tiernos, familiares y amistosos, pero necesito un "Te quiero" con pasión. No lo necesito, es una palabra equivocada... ¡Lo quiero! No necesitamos cosas para sobrevivir, el ser humano puede ser sometido a los extremos más crueles, pero si nos empeñamos en "necesitar" cosas es cuando somos infelices. Yo estoy bien como estoy, soy feliz, pero la lluvia de hoy me hace acordarme de lo que no tengo y anhelar lo que me falta. Imagino que el viento se llevará las nubes y no solo las del cielo, también las que hoy pululan por mi cabeza. En fin, la lluvia en Sevilla... pura Maravilla.

domingo, 6 de junio de 2010

Amo la vita, meravigliosa...


"Meravigliosa creatura, sei sola al mondo, meravigliosa paura di averti accanto, occhi di sole bruciano in mezzo al cuoreamo la vita meravigliosa." Meravigliosa Creatura de Gianna Nannini.
Pequeñas cosas como esta canción son las que me hacen emocionarme. Y es que no sé, en ese sentido me considero especial. Creo que soy más sensible de lo normal. Duro, muy duro, porque he tenido que soportar cosas muy fuertes y en los momentos críticos no me derrumbo, aguanto más de lo normal. Pero también soy muy sensible, muy emotivo, capaz de absorver todo lo que hay a mi alrededor. Capaz de emocionarme con un libro, un anuncio, una canción o un lugar. Me da vergüenza decirlo, pero se me saltaron las lágrimas al entrar en la sala de Van Gogh del Museo Orsay de Paris o he llorado a moco tendido viendo un anuncio de la Caixa. Patético, ¿verdad? Afortunadamente estas cosas no trascienden mucho... XD Pero bueno, para mi la belleza es algo muy importante en mi vida. Creo que se sacarle todo su jugo y buscarla en sitios en los que otros no son capaces de apreciarla. Lo considero un don, un regalo que me hace disfrutar mucho de las pequeñas cosas y me alegro de tenerlo.
No dejéis de escuchar esa canción...

sábado, 5 de junio de 2010

Algo pequeñito...


Buff... ¡qué topicazo! ¿no? A ver, en Sevilla estamos a 38º y no he podido ir a la playa. Mi mente está recalentada... No le pidáis mucha originalidad... ¿qué quiero decir con ese título? Pues que mi felicidad se fundamenta precisamente en esas, las cosas pequeñitas y cotidianas. Como os digo, me considero, al menos por el momento, una persona positiva. Y eso es porque valoro pequeñas cositas, en las que detengo mi pensamiento solo un segundo de vez en cuando y me llevan a decir: ¡qué guay!. Que ñoña me está quedando esta entrada, ¿no? A ver, lista de cosas que me hacen feliz en este momento, ¡no vale reirse!

- que uno de tus mejores amigos te diga que te quiere (aunque hayas tenido que emborracharlo para ello) ;-)

- que compartas momentos maravillosos con tus mejores amigos y su hijo, que es tu ahijado.
- ver a unos amigos que, por el lio cotidiano, hace mucho que no veias.

- que vaya naciendo una amistad cada vez más grande, con café de nesspreso incluido, la máquina nueva de nesspreso ya constituye un motivo de felicidad aparte ;-)

- que tras seis meses de tramitación te den la ayuda de alquiler, por fin...

- que Hacienda te devuelva dinero...

- que hayas decidido redecorar y te haya dado, a estas alturas, por la jardinería...

Os adjunto foto de lo bonita que ha quedado mi entrada con esta nueva pasión jardinera...

martes, 1 de junio de 2010

Sevilla y yo...


Es dificil no caer en el tópico con este título... ¿y si hubiera nacido en Madrid, en Barcelona o en Soria? Pues probablemente también hablaría de las maravillas de mi ciudad y me parecería que he nacido en el mejor lugar del mundo. Pero, no sé, como da la casualidad que he nacido en Sevilla hoy quiero dejar constancia en este pedacito de mi corazón abierto que es mi blog de la estrecha relación que me une con mi ciudad. Hay cosas muy importantes en mi vida: mi familia, mis amigos, mi trabajo... Pero quizás una de las fundamentales para mi sea Sevilla. Es cierto que he vivido en otros lugares, he viajado y me he enamorado de diferentes ciudades Roma, Granada, Salamanca, Barcelona, Paris, que tienen un significado más o menos especial para mi. Pero como dice la canción "Sevilla no es una ciudad sino un sentimiento". Y como me considero una persona más sensible de lo normal, capaz de emocionarse con las cosas más pequeñas, Sevilla no deja de ser para mi un continuo estímulo emocional. No me deja de sorprender como siempre hay lugares desconocidos, nuevos sitios por descubrir. Hace unas semanas descubría por casualidad un callejón del Barrio de Santa Cruz. Hace tan solo unos días redescubría conventos, palacios y algunos de esos lugares que esta ciudad tan musulmana que todo lo oculta a las miradas curiosas, suele esconder detrás de altos muros que reservan una sorpresa al curioso. Y volvamos al tópico... La primavera en Sevilla. Esos últimos días de febrero cuando de repente sale el sol y el primer naranjo de la calle María Coronel da una flor de azahar son muy especiales. La Semana Santa para mi es une fecha muy especial que me lleva a refirmarme en mi sevillanía y a renovar mi promesa de amor con la ciudad. Pero más allá de los tópicos de la Sevilla clásica también me siento orgulloso de una ciudad fuente de riquezas y de modernidad, sede de importantes empresas, tierra de gente trabajadora a pesar del constante maltrato que sufrimos desde fuera. Por eso la mirada de este sevillano se posa en la orgullosa Giralda, pero también en el puente de la Barqueta, entrada de uno de los parques tecnológicos más importantes del país. La mirada de este sevillano se encuentra con los ojos de la Macarena, pero también con el Festival de Cine Europeo. La mirada de este sevillano ama las tradiciones pero también cree en una ciudad moderna y dinámica. Y bueno, ya queda poco para el Corpus... ;-)