martes, 18 de octubre de 2011

Sobre el fin de ETA

"Han hecho sufrir a mucha gente durante 40 años y ahora lo tienen que pagar". "No soportaría verlos sentados en el Parlamento, no son verdaderos demócratas". "Han pasado muchos años y aún hoy sin incapaces de condenar con contundencia". "Para superar tantos años de dolor debemos mirar hacia el futuro, sin abrir las heridas del pasado". "Hay que perdonar, pero no podemos olvidar". "Deben pedir perdón". "Tienen que ir todos a la cárcel".
Todas estas frases fueron pronunciadas alguna vez, quizás por muchas bocas diferentes, tal vez por ninguna en concreto. Se referían al final de una dictadura, resultado de una guerra atroz entre hermanos. Apuntaban al franquismo. ¿Pensábais que estaba hablando de otra cosa, verdad? Aludían a 40 años en los que hubo dos bandos diferenciados: vencedores y vencidos. Corría el año 1977 y surgió lo que se ha venido a llamar el "espíritu de la transición". Había gente incapaz de olvidar todo lo que había ocurrido en cuatro décadas de un régimen totalitario. Existían personas que se aferraban al poder y no soportaban escenificar su propia derrota, el final de un régimen que les había hecho élite durante todo ese tiempo. Y, finalmente, hubo una serie de personalidades que supieron buscar el equilibrio, un pueblo generoso que supo priorizar: haciendo todo paso a paso, sin que pareciera que el franquismo hacía concesiones ante la Democracia, pero a la vez intentando contentar a los que tenían sed de justicia (incluso, porque no decirlo, de venganza, es un sentimiento tan humano como cualquier otro). No fue algo fácil, pero el resultado fue una ejemplar y pacífica transición.
Han pasado más de 30 años y estamos en la misma tesitura. Las frases que inician esta entrada vuelven a repetirse para hablar del fin de un movimiento terrorista precisamente iniciado en los últimos años de aquella dictadura. Hay voces que exigen que se haga justicia (con toda la legitimidad del mundo), que los terroristas pidan perdón, que reconozcan el profundo dolor que han causado a las víctimas. Parece que son peticiones lógicas, humanas y totalmente coherentes. También lo fueron las de aquellas víctimas del franquismo que querían que los asesinos de sus padres fueran a la cárcel, que los sicarios del régimen de Franco pidieran perdón por el dolor causado. El espíritu de la transición no permitió nada de eso, y se prefirió que para avanzar hacia la Democracia, había que mirar hacia otro lado. Aquella decisión de nuestros padres hoy es puesta en duda por muchos de nosotros. Quizás sea muy fácil opinar desde la perspectiva actual. Para conseguir consolidar aquella débil Democracia había que ir restándole poder al franquismo paulatinamente, sin que pareciera que nada estaba cambiando. Probablemente hubo miedo a que castigando a los hijos del régimen, la Democracia nunca llegara. Había tantas ganas de Democracia que se optó por el perdón.
¿Y ahora? ¿Hay tantas ganas de Paz como para optar por el perdón? Quizás sea un poco pronto para hablar de ello, aún no se ha producido un gesto conduntende por parte de ETA.

Todo esto me produce sentimientos contradictorios. Entiendo a las víctimas y su desconfianza. Todos los españoles tenemos dudas de que esta sea la definitiva. Puedo incluso entender, no sin cierta repulsión, a los aberztales que ven como lo que para ellos era una verdad mantenida durante décadas se desmorona. Es dificil reconocer que uno ha estado equivocándose durante tanto tiempo. Ojalá fuera así. Resulta irónico pretender que alguien reconozca de un día para otro ser un asesino, cuando cuarenta años, depués hay quien todavía tiene reparos en hablar del franquismo como una dictadura, y es incapaz de condenarlo. Aún nadie ha pedido perdón por el dolor causado por el franquismo. ¿Serán capaces los terroristas de pedir perdón?
Quizás la lección que debamos extraer de nuestros ancestros sea la del equilibrio. Nos enfrentamos a una "Segunda Trasición". La del estado de guerra a la paz. Y en esta delicada situación cualquier movimiento en falso puede ser peligroso. No vale una rendición sin condiciones por parte del Estado, tampoco vale ser intransigentes. Firmeza y cautela, ampliud de miras y equilibrio.
En fin, parafraseando al presidente del Gobierno:
"Merecería la pena la generosidad si así lográsemos la paz".
¿He dicho presidente? Perdón, quería decir expresidente, fue José María Aznar quién dijo esto en mayo de 1998.
Su secretario de Estado de Seguridad también dijo por entonces: ""La palabra rendición total es profundamente ajena a lo que puede suponer la posición del Gobierno en torno a ETA", "El proceso y el procedimiento serán largos. No podrá haber nunca ni vencedores ni vencidos".
Como dijo aquel: "No hay nada nuevo bajo el sol".
Los españoles debemos afrontar el reto de construir la arquitectura de interiores más compleja, la infraestructura más ambiciosa de nuestra Historia, un inmenso edificio de la Paz que el genial Picasso imaginó en forma de paloma.

lunes, 10 de octubre de 2011

La germanización de Cataluña

En los últimos días hemos asistitido a diversas declaraciones insultantes hacia los andaluces por parte de los máximos responsables de la coalición nacionalista Convergencia i Unió. No es nada nuevo, ni exclusivo de la clase política de esa comunidad. La presidenta de la Comunidad de Madrid nos comparó con animales de corral, Ana Mato calificó de analfabetos a nuestros niños y hasta un jiennense, Cristóbal Montoro, que encabezará las listas por Sevilla en la próxima cita electoral, nos llamó vagos. El afán de insultarnos tampoco es exclusivo de la derecha, también desde Esquerra Republicana se puso en duda la honradez fiscal de los ciudadanos andaluces.
En definitiva, estamos acostumbrados a recibir insultos y calumnias procedentes de los más diversos orígenes. La novedad viene en esta ocasión dada porque ha sido muy breve el intervalo de tiempo en el que se han concentrado estos insultos y que además la procedencia de todos ellos ha sido la misma: la cúpula de CIU. El partido de gobierno de Cataluña está intentando vender una idea que desgraciadamente muchos ciudadanos, incluidos algunos andaluces, están dispuestos a comprar. Mas y Durán i Lleida parecen desesperados por justificar su política de recortes causada por una endémica mala gestión de la fiscalidad en aquel país. Y a la hora de buscar los culpables de esa mala administración, en vez de buscarlos en casa, han recurrido a atribuirlo a factores externos. ¿Quién tiene la culpa de que los ciudadanos de Cataluña no pueda disfrutar de una sanidad de primera? España, los inmigrantes y, por supuesto, los andaluces y extremeños.
En el imaginario de este país persiste la idea de que ellos son los que más impuestos pagan y los que menos reciben. Muchos sostienen que su esfuerzo fiscal solo sirve para pagar los excesos y el derroche de las vagas comunidades del sur. La publicación de la balanza de pagos hace algunos años demostró que ese tópico era falso y que los andaluces aportamos a las arcas estatales casi el mismo dinero que percibimos, cosa que no ocurre en Galicia ni en Castilla y León, por poner algún ejemplo y que, ni mucho menos, somos la Comunidad autónoma que más percibe del Gobierno Central. Aún así, parece lógico que el Estado invierta más en los lugares donde más se necesita. Es como si los vecinos de los Remedios (barrio alto de Sevilla) quisieran que el Ayuntamiento inviertiera más en su barrio por aportar ellos más a las arcas municipales. La administración debe inviertir donde son necesarias las infraestructuras con independencia del nivel económico de sus vecinos.

La balanza fiscal sitúa a Andalucí a mitad de la tabla frente al tópico nacionalista de que estamos a la cola.

Sin embargo, hay una clase política empeñada de cara a las próximas elecciones en confrontar a los ciudadanos de diferentes comunidades. Mas y Duran i Lleida parecen empecinados en sembrar el odio de los catalanes a todo lo que viene de fuera, alimentando un sentimiento de superioridad del que es incapaz de reconocer los errores propios atribuyéndolos a lo que viene de fuera. Los nacionalistas han seguido el ejemplo de los políticos alemanes, que culpan de todos los males europeos a los países del sur (Grecia, España, Portugal e Italia) con tal de no reconocer las arriesgadas operaciones que sus entidades financieras emprendieron precisamente en estas naciones. Si un catalán quiere desarrollar cierta empatía hacia lo que sentimos los andaluces cada vez que se nos insulta, solo tiene que escuchar los despectivos comentarios de un alemán hacia la manera de trabajar de los propios catalanes y el resto de los españoles. Ese mismo espítitu de solidaridad paneuropea que reclaman las asociaciones de empresarios catalanes, podría servirles de ejemplo para comprender la solidaridad interterritorial del sistema autonómico. Y es solidaridad, es decir, justicia social, y no caridad, ni ningún regalo.
¿Recordáis el asunto de los pepinos? Alemania fue incapaz de reconocer el error propio y no dudó en atribuirlo a los ineptos agricultores españoles. Finalmente se demostró que la procedencia del virus estaba en la infalible tierra germana. Lo mismo hacen los responsables de CIU, no saben asumir sus propias responsabilidades y la de sus antecesores en el Govern. Se enfrentan a una insostenible situación económica de la que la Generalitat (ocupada por diferentes signos en los últimos años) ha sido la principal culpable. Pero en vez de reconocer el error propio con humildad y realismo , desarrollan un discurso xenófobo, trasnochado y calumnioso en el que los andaluces somos los grandes perjudicados. Durán i Lleida es una persona inteligente y que mide muy bien sus palabras. No parece lógico que sus desafortunadas declaraciones fueran el producto de un "calentón", de la misma manera que las palabras del president Mas, en sede parlamentaria, no podían responder a un "comentario informal", como él lo calificó. Estamos ante unos ataques deliberados e intencionados. ¿A quién le habla CIU? ¿Quién está dispuesto a comprar su discurso despreciativo? La respuesta a esa pregunta la tendremos cuando sepamos cuantos diputados de este partido se sentarán en las Cortes a finales de este año.

Mitos y realidades sobre el PER

Recupero un texto sobre el PER que publiqué hace unos meses:

"En los últimos días se ha escuchado mucho sobre el famoso PER (PLAN DE EMPLEO AGRARIO) y sobre Andalucía y Extremadura una tierra de la que muchos piensan (tristemente incluso algunos andaluces) que vive del subsidio y que son económicamente inoperativas. No soporto escuchar a mi alrededor ciertas cosas que provienen de un desconocimiento total de lo que es el PER y la tendencia que se tiene a confundirlo con el subsidio agrario.
- ¿qué es el PER? El PER no es una ayuda económica directa a los desempleados agrarios, si no que, como su nombre indica, es un plan provisto de unos fondos que el gobierno central da directamente a los ayuntamientos con excesiva dependencia de la agricultura y sin industria en un número determinado de kilómetros alrededor. Con esos fondos se emplea a jornaleros (es decir, empleados agarios discontinuos) en labores de infraestructura para estos pueblos. Con lo cual las personas que se benefician del PER tienen que trabajar.

- ¿qué es el subsidio agrario? Lo que la gente llama incorrectamente PER es el subsidio agrario, es decir, una ayuda por desempleo en el sector agrario. Algunos tópicos que se dicen en torno a él son:

1. Solo se aplica en Andalucía y Extremadura. Esto no es cierto, se aplica a todos los jornaleros en situación de desempleo, pero de los 800.000 jornaleros (trabajadores del campo en situación discontinua) 600.000 están en estas dos comunidades. ¿la razón?: histórica. Mientras que en el norte la agricultura se basa en pequeñas parcelas que trabajan sus propietarios, en Andalucía y Extremadura hay grandes latifundios que trabajan empleados fijos o temporales (estos últimos son los jornaleros).

2. ¿qué hay que hacer para cobrar el subisidio? Cotizar a la seguridad social en el régimen especial agrario durante el año anterior a la percepción de la ayuda y en el año vigente. Es decir, hay que pagar 66 euros al mes a la seguridad social durante dos años (unos 1.600 euros en total aporta cada jornalero a la seguridad social) para percibir luego durante un máximo de 6 meses un máximo de 400 euros. Es decir, un máximo de 2400 euros al año. Durante esos dos años no puedes trabajar en ninguna otra cosa o pierdes el derecho al subsidio. Con lo cual es irreal que una persona pueda vivir con 2400 euros al año, lo que fomenta la economía sumergida.

3.¿Es un despilfarro?. Yo no lo considero asi... Los 66 euros al mes que cotiza cada jornalero soportan casi la mitad de lo que le cuesta al Estado el subsidio, que solo supone el 1.8% de todas las ayudas por desempleo que se perciben en España. Por ejemplo, las ayudas por desempleo de los desempleados de la industria automovilística catalana cuestan mucho más dinero al Estado.

4.El Fraude. Lo que da mala imagen a el subsidio es la existencia de fraude en cuanto a las 35 peonadas que hay que cumplir para percibirlo. Hay quien no las realiza y un empresario se las firma. También hay personas que realizan durante el resto del año otros trabajos en economía sumergida y siguen cobrando el subsidio. Las administraciones deberían de perseguirlo más contundentemente.

Mi opinión:

- El PER como ayuda a los municipios de dependencia agrícola que emplea a los desempleados en labores de mejora de las infraestructuras locales es algo muy necesario y debe de continuar hasta que logremos crear industrias alternativas en estas zonas. Con ello evitamos el éxodo rural que se ha producido en otras comunidades como Castilla y León.

- El subsidio agrario tuvo su razón de ser en el momento de su fundación en los 80 porque estaba dirigido a una población rural analfabeta y con escasas oportunidades en otro sector. Un chico de 20 años en la actualidad puede tener otras oportunidades pero cobrar el subisidio le limita a no poder trabajar en otras cosas durante el año. Pero lo que está claro es que cobrar el subsidio no es ninguna suerte ni ningún regalo, todo lo contrario supone una carga que limita las capacidades de desarrollo de la población."